Una parte del mundo celebra la muerte de Osama Bin Laden. Lo
entiendo, aunque no puedo decir que lo comparto del todo. Para
muchos, los afectados más directamente en cualquiera de los ataques terroristas
atribuidos a OBL, posiblemente su muerte sea una ayuda a la hora de cerrar un
capítulo emocional doloroso. El sentimiento de que se ha hecho justicia, o de
que el supuesto responsable ha corrido la misma suerte que sus víctimas, puede que
alivie a algunos, y no los culpo. Pero celebrar esta muerte con champan y
langostinos me pareceria casi tan mal, como cuando los degenerados celebran de
esta manera la muerte de un inocente. Por poco humano que fuera, Bin Laden era
un ser humano y aunque justificada y conveniente en este caso, una muerte no es
motivo de celebración.
Se ha hecho lo que se tenía que hacer, pero se ha resuelto
poco. Se ha cortado la cabeza de
la bestia, pero me temo que otra crecerá de repuesto. Se ha matado a un
hombre, pero no se ha liquidado el odio, el fundamentalismo, la sinrazón de los
que ven el mundo en blanco y negro con la convicción de que solo uno de los dos
debe existir.
Yo no se como solucionar este problema, pero intuyo que
echando leña al fuego de la separatividad y la intolerancia no es la manera. Desde un
punto de vista metafísico y más amplio, hay una ley universal de causa y
efecto. A toda causa le sigue un efecto del mismo signo. En otras palabras,
cosecharemos lo que sembremos. A un pensamiento de paz le seguirán estados y
hechos de paz. A un pensamiento de odio le seguirán estados y acciones de odio.
A esto le podemos añadir que aunque nuestra mente racional nos diga que estamos
del lado de los buenos, que
tenemos que defendernos, que la razón está de nuestra parte y que los malos son
ellos, la realidad es que al celebrar una muerte estamos vibrando en un nivel
muy pobre. Estamos en una vibración de odio, de separación, de violencia.
Aunque mentalmente nos parezca que hay una gran diferencia entre los dos
bandos, cuando entramos en este juego nos colocamos en el mismo nivel
vibratorio que tienen los terroristas y la gente con la que nos enfrentamos, lo
cual solo puede llevar a una escalada en la que el final es la destrucción. Por
eso nadie gana en una guerra, porque en realidad los dos bandos echan leña al
mismo fuego: el odio, la separatividad, la violencia. La diferencia entre los
bandos no es real; es puramente racional.
Es hora de crecer como humanidad. Es hora de cambiar de
metas, de ampliar horizontes, de dejar de vivir mirándonos al ombligo y empezar
a entender la realidad de una forma global, desde una perspectiva más amplia.
Todo es vibración. Si queremos una realidad más satisfactoria debemos empezar
por tener pensamientos de vibración más alta, que traerán sentimientos y
acciones más positivos.
Ya no es hora de insistir en tener la razón por encima de
todo, justificando con ello las barbaridades que cometemos. Es hora de que nos dejemos de parecer a niños peleando por juguetes,
ciegos en la defensa de su patética posición en la pelea, y nos elevemos por
encima de viejos conceptos que limitan nuestra mente. La humanidad es una unidad, un cuerpo que formamos entre
todos, y como tal hay que tratarlo. Somos células de un organismo que solo
puede estar fuerte y sano cuando hay armonia y equilibrio en todos sus
sistemas. Lo que le pasa a un grupo nos afecta a todos, tanto si lo entendemos
como si no. Cuando las células cancerígenas aparecen en un organismo, si el
resto del cuerpo responde con células sanas, se da una remisión espontánea. Sin
embargo, cuando el organismo responde con más células cancerígenas, hay metástasis.
Es hora de entender que somos una unidad, y no solo una suma de
individualidades. Me parece positivo que Osama haya muerto pero no habrá nada
que celebrar hasta que seamos capaces de entender que toda la negatividad
que él representaba es una creación nuestra, y que la solución no está en el
poder militar si no en la habilidad de elevar nuestra vibración. El
dia que este hecho sea conocido, asumido y puesto en práctica, habremos
evolucionado y podremos solucionar nuestros problemas. Cuando quiera es hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario