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martes, 12 de mayo de 2009

Meditación.

La meditación es una herramienta importante si queremos tener una vida más feliz, tranquila, equilibrada y consciente.

En muchas culturas se han conocido sus beneficios por siglos, pero, desafortunadamente, la nuestra no es una de ellas. La idea que mucha gente tiene sobre meditación es que es aburrida, o cuanto menos, una pérdida de tiempo. Normalmente piensan así los que se limitan a ver lo que ocurre externamente; es decir, nada. Estamos acostumbrados a la acción, y como sociedad, no asimilamos facilmente que la quietud tiene un valor intrínseco. Otros piensan que es difícil, que no tienen tiempo, o que solo es un requerimiento para yoguis, monjes, o los que se pasan la vida persiguiendo la iluminación. Pero nada más lejos de la realidad. Vamos a echar un vistazo a lo que realmente es meditar.

La meditación es ponerse en contacto con nuestro ser interno, con nuestra alma, con la parte espiritual que hay en cada ser humano, con lo que llamamos nuestra esencia. Por tanto, en principio, puede haber tantas formas de meditar como seres humanos. Es una experiencia íntima y personal. Si alguna vez al dar un paseo has estado conscientemente observando como te sientes, viendo pasar tus pensamientos como si ocurrieran delante de ti, has estado meditando. No siempre es necesario dedicarle mucho rato, o tener una postura específica, o llegar a un resultado concreto.

Si la idea de meditar es totalmente nueva para ti, estos son algunos puntos básicos que posiblemente te interese saber:

El objetivo básico de la meditación es enfocar tu atención en tu interior, en lugar de mantenerla en el exterior. Normalmente estamos centrados todo el tiempo en las cosas que tenemos que hacer, la que nos gustaría hacer, las que no podemos hacer, las que deberíamos estar haciendo o las que acabamos de hacer. Nuestra mente es como un mono que no puede dejar de moverse y hacer ruido, saltando constantemente de una cosa a otra. Todo esto nos distrae del silencio que hay en nuestro interior. Como consecuencia, nos desconectamos de ese interior. ¿Qué es lo que queda si ponemos aparte lo que hacemos, nuestro trabajo, nuestras actividades, nuestra familia? Independientemente de las creencias que tengamos todos somos conscientes de tener un alma, un espíritu, algo que no es la mente consciente, ni tampoco el cuerpo físico. Esa parte nuestra es nuestro auténtico yo. El resto es circunstancial y pasajero. El tipo de vida que todos llevamos favorece la desconexión entre esta parte espiritual y nuestra mente. Esta desconexión crea un desequilibrio, y al cabo del tiempo, estres, descontento, infelicidad y también enfermedad. Como humanos nos podemos acostumbrar a todo, con tal de que los cambios sean graduales, así que la mayoría no nos damos cuenta de que este proceso nos ocurre, hasta que le damos la vuelta. Es como uno de esos ruidos de fondo que no notamos que está ahí hasta que para.

Para empezar a meditar, es mejor estar en un sitio tranquilo, solos o con otras personas que estén meditando. Es importante estar en una postura cómoda (pero no tanto que nos quedemos dormidos facilmente). Podeis escuchar una meditación guiada, tanto grabada como de alguien que esté con vosotros. La música, el incienso, los cojines de meditación y los rituales que a algunas personas les gusta, son totalmente opcionales. Una vez que tu práctica sea regular, tú irás notando lo que te gusta y lo que te ayuda más a relajarte.

Si vas a hacer la meditación sólo, empieza por observar tu respiración. Eso es todo. No tienes que hacer nada al respecto, ni tratar de hacerla de una forma o de otra. Simplemente observa. En ese momento eres un testigo de tí mismo. Es como dar un paso atrás para tomar prespectiva de una escena. Es como si nuestra vida fuera una obra de teatro, y nosotros fueramos actores en lugar de ser el director de la obra. El director siempre la ve desde fuera. Los actores la ven desde dentro. Hasta que no salen del escenario y se sientan en el patio de butacas, no pueden tener una idea global de lo que está ocurriendo, y tampoco pueden tener el control total de lo que pasa en el escenario y en el resto del teatro. Siendo los directores pasamos de ser sujetos pasivos a los que la vida va llevando por donde quiere, a ser responsables de lo que ocurre en nuestra vida.

Mientras observas tu respiración, tómate el tiempo que necesites para seguir al aire que entra a tu cuerpo y todo el proceso que va ocurriendo con él. Cómo llega a cada célula. Es posible que al observar el proceso, sientas de alguna manera una conexión con lo que observas. Puede ocurrir que sientas gratitud por todo el proceso, por el milagro de tu cuerpo físico y por todas las funciones automáticas que ocurren y te permiten vivir sin que tengas que preocuparte por ellas. Céntrate en tus sensaciones, en tus sentimientos. No hay nada más importante en este instante. Sea cual sea tu sensación, simplemente obsérvate. Si tu mente te interrumpe y se pone a charlar, no intentes evitarlo, simplemente vuelve a poner toda tu atención en observar tu respiración. Siente cada pequeño paso del proceso, como un momento lleva al siguiente, como se cierra el ciclo y se vuelve a empezar. Siempre lo mismo, pero cada vez nuevo. Una vez que tu mente esté tranquila y te sientas cómodo en ese silencio interior, puedes estar ahí tanto como quieras. Cuando quieras terminar, simplemente pon tu atención en tu cuerpo físico, tu postura, lo que hay alrededor tuyo, la habitación, el mundo fuera de ti.

Este es un ejemplo de una meditación básica. Con práctica, cada vez es más fácil notar cuando la mente empieza a distraernos, y podemos controlarla enseguida. Pronto te resultará muy fácil percibir tu intuición, esa sabiduría interior que todos tenemos pero que a veces no nos resulta facil de contactar.

Durante esos minutos de meditación, has adquirido una consciencia de tí mismo. No es un conocimiento objetivo, ni una experiencia física sobre el hecho de respirar, sino una consciencia de que la totalidad de quienes somos es más grande de lo que acostumbramos a percibir. Al desviar tu atención del mundo exterior a ti mismo a tu mundo interior, has empezado a abrir las puertas a una conexión entre tu mente y tu espíritu, y te garantizo que tu vida mejorará con ello.

Una vez que te acostumbres a la práctica diaria, incluso si solamente son unos pocos minutos cada vez, empezarás a explorar diferentes tipos de meditación, y encontrarás la que mejor te vaya. O tú mismo crearás la manera de conectarte con ese silencio lleno de vida que hay en tu interior, de la forma más práctica y placentera. Puedes meditar en silencio, repetir mantras, cantar, saltar, andar, bailar o estar en completo silencio. La meditación es un cambio de percepción, de atención. Es un estado mental. Es la consciencia de la conexión entre el cuerpo, la mente y el espíritu.

Hay muchísima información sobre diferentes técnicas de meditación, y también sobre los beneficios y los cambios que produce en el cuerpo, en la mente y en la vida de los que la practican. Anímate a curiosear, y sobre todo anímate a empezar. Simplemente medita cinco minutos hoy. En definitiva, eso es lo importante, que pienses si quieres decidirte y quieres poner tu intención hoy en encontrar unos minutos. Normalmente es más fácil por la mañana antes de levantarnos, porque la excusa más tentadora para no empezar es que no encontramos un momento adecuado para parar nuestro ritmo durante el dia.

Si quereis compartir vuestras experiencias meditando (tanto si ya teneis práctica como si estais pensando en empezar) podeis mandarme un email, y los pondré en ésta sección “la ventana” y así todos compartimos la experiencia y aprendemos de ella. Podeis pedir consejo, contarnos qué es lo que más os gusta de meditar, o lo que menos, lo más difícil, lo más placentero, o podeis dar consejo o contestar dudas al que lo pida. El espacio está ahí para vosotros.

Helena Aramendia. Autorizada la reproducción total o parcial, siempre que se mencione la autoría o procedencia del texto


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