PUNTO DE VISTA - Un espacio para compartir opiniones.







martes, 27 de octubre de 2009

Ovo-lácteo-Jabugo-vegetarianos.

Alguien tiene que ser valiente y dar el primer paso. Evidentemente hay un elefante en medio de la habitación, cuando se trata de hacernos vegetarianos en España. Está claro, ¿Quien va a renunciar al jamón? Sobre todo si es Ibérico.

Ya llevo 12 años fuera de la tierra que siento más mía. A lo largo de estos años en distintos sitios, he conocido a bastantes expatriados, y he leído a muchos más que comparten sus experiencias en blogs y artículos. Y no deja de sorprenderme algo que la mayoría tenemos en común. Aparte de la familia, una de las cosas que más echamos de menos es el jamón. Y hay más: cuando hablo con algunas amigas y sale el tema del vegetarianismo, no se si por la edad o porque todos evolucionamos, cada vez veo a más gente con (por lo menos) la intención de pasarse a una dieta sin proteínas animales. Pero... ay! cuando se trata de españoles, lo primero que oigo es ¿y no podré comer jamón? Así que nada, ésto lo soluciono yo ahora mismo. Desde este momento, declaro oficial la dieta Ovo-lácteo-Jabugo-vegetariana. Sanísima. Ala, ya podeis haceros vegetarianos y comer jamón sin ninguna culpabilidad. Total, si es por etiquetas....

lunes, 26 de octubre de 2009

Como usar las redes sociales para incomunicarnos.

Con las redes sociales en internet, la superficialidad en nuestras relaciones es todavía más acusada. Facebook, twitter, tuenti o myspace, por citar algunas, tienen una relevancia mayor cada dia en la forma en la que nos comunicamos. Evidentemente, esto se debe a que ofrecen ciertas ventajas. La comunicación es rápida. Es tanto general para un grupo como particular para un individuo, lo cual lo hace más flexible que el e-mail. Es global y se actualiza constantemente. Es variada en sus objetivos y recursos, ya que igual se utiliza para encontrar a viejos amigos como para hablar de intereses communes, informarse o aprender, todo ello de forma amena con fotos, dibujos y videos. Además, es pública y breve. Y aquí precisamente es donde encontramos la raiz del problema.

Cuando nos acostumbramos a la comunicación constante e inmediata, dejamos de un lado la auténtica comunicación, esa que nos hace crear lazos, conocer a otros en su esencia y compartir lo que hay en nuestro corazón o lo que es importante en nuestra vida. No me imagino a nadie en facebook dando detalles sobre su salud, su vida sentimental o sexual, los problemas de los hijos adolescentes o el hecho de que se esté planteando hacerse un lifting. Casi cualquiera lo podría leer, y no es cuestión de airear lo que no es necesario. Tampoco veo opiniones argumentadas y que den base a un buen diálogo. Comentarios breves que lo justo lo posicionan a un lado u otro de cualquier controversia, y vale.

En principio, no es que me parezca mal o que vea ningún problema en los contactos cortos, superficiales y frecuentes. Igual que en otros aspectos de la vida, en la variedad está el gusto, y está bien utilizar los recursos a nuestro alcance. Lo que me llama la atención y me preocupa es que éstos sustituyan a una comunicación más auténtica. Es como la gastronomía. No hay nada malo en picar algo entre horas, pero si se olvidan las comidas tradicionales de mesa, mantel, cuchara y familia en favor del fast food en el coche o viendo la tele, el progreso se convierte en retroceso.

Para evitarlo, nada mejor que no olvidarnos de salir con nuestros amigos, y si están lejos, seguir usando el teléfono y la correspondencia. Al fin y al cabo, lo que no cambia con los avances tecnológicos, es nuestra necesidad de contacto real.

sábado, 17 de octubre de 2009

Angel de la guarda, y fecha de caducidad.




Está claro que los ángeles de la guarda trabajan a destajo con los niños. Y creo que éste vídeo pone de manifiesto también que tenemos, como los yogures, una fecha de caducidad. Nadie se va antes de tiempo, a pesar de los despistes maternos.

Creo que es hora de que nos enfrentemos a la muerte como lo que es: un cambio de plano producido por una decisión que se toma a nivel de alma, ni más ni menos. Seguirá siendo difícil manejar el dolor de echar de menos a un ser querido, pero al menos nos quedará la tranquilidad de saber que está donde debe estar, y que tomó la decisión antes de encarnar, desde un punto de total consciencia y sabiduría. Por tanto, solo nos queda confiar, respetar, y esperar. Ah, y no culparnos. ¿Os imaginais lo que hubiera pasado si el bebé del vídeo hubiera fallecido? Seguramente su madre se hubiera sentido culpable para siempre, sin querer aceptar que los bebés también son almas viejas y a ese nivel, toman sus propias decisiones.

Helena Aramendia.

viernes, 16 de octubre de 2009

Ampliando nuestra perspectiva.

En una foto, o en un video, cuando reducimos el enfoque hacia una zona específica, ampliamos los detalles. Podemos ver estos detalles más claramente, pero a cambio, no podemos ver lo que rodea la imagen. Lo mismo ocurre en la vida. A menudo nos atascamos en un conflicto o en una línea de pensamiento, y no podemos salir hasta que lo miramos desde una perspectiva más amplia. Como coach, esta es una técnica que utilizo a menudo. Yo la llamo ampliar el enfoque. Como decía Albert Einstein, “ no podemos resolver un problema al mismo nivel al que lo hemos creado”, así que si queremos superar ese momento de estancamiento y resolver la situación, es el momento de cambiar nuestra perspectiva.

Nuestro punto de vista inicial sobre algo, determina nuestra reacción o nuestro pensamiento. Por ejemplo: los que conozcais la historia de Dan Brown “El Código Davinci” probablemente recordareis cuando el professor Langdom está dando una conferencia sobre simbología. En la pantalla vemos unos símbolos, pero los vemos en primer plano, sin que nos enseñen el entorno en el que las fotografías están tomadas. Nuestra mente completa la información e interpreta la imagen en base a nuestra cultura, experiencia, y conocimientos. En la escena, nos muestran una imagen de una cruz gamada. La gran mayoria la relaciona con el nazismo, pero al ver la totalidad de la foto, vemos que es un símbolo grabado sobre el pecho de un buda, y utilizado en ocasiones por grupos o culturas que nada tienen que ver con el régimen alemán. En una segunda fotografía, vemos una estatua de un niño en brazos de su madre, al estilo de algunas figuras religiosas antiguas. Para muchos es una representación cristiana de Maria con el niño, o una figura relacionada con la fertilidad. Al ampliar la perspectiva, vemos que es una estatua que representa al dios egipcio Horus en brazos de su madre Isis.

Cuando estamos atrapados en un conflicto, estamos acostumbrados a repetir una y otra vez el mismo proceso mental. Por ejemplo: estoy cansado de mi trabajo y de mi situación monetaria. Quiero ganar más dinero. Quiero ser mi propio jefe, por lo que debería abrir mi propio negocio. Pero como no tengo dinero para invertir, no puedo abrirlo. Además, mi trabajo ocupa casi todo mi tiempo y energía, con lo que no puedo pensar en un negocio nuevo. Terminamos en el punto de salida. Está claro que si partimos de las mismas premisas y aplicamos la misma lógica, llegaremos a la misma conclusión una y otra vez. Aquí es cuando ampliar la perspectiva es realmente útil.Pero, ¿Como se consigue?

Una forma de hacerlo es no enfocándose en el problema tal y como lo vemos, mirando solo la situación como la tenemos en este preciso instante, sino centrándonos en la situación tal y como queremos que sea, e incluyendo más variables (más personas, más opciones, una ventana de tiempo más amplia, etc…) Esto es el equivalente a ampliar la perspectiva en una fotografía, en la que no tenemos todavía los detalles de la situación nueva, pero ya la tenemos incluida como una posibilidad. Un ejemplo bastante visual sería consultar un mapa para llegar a un sitio, y ver que el mapa solamente refleja el lugar en el que nos encontramos ahora. Hasta que no veamos una porción mayor de terreno, que incluya el lugar al que nos dirigimos, no vamos a poder determinar cual es el camino más adecuado. En el caso de la persona que necesita montar un negocio, está llegando a la conclusión de que no puede porque está teniendo en cuenta solamente la falta de tiempo y de recursos. Mirándolo así, tiene toda la razón del mundo, no puede hacer nada más. Sin embargo, si amplia la perspectiva, se dará cuenta, por ejemplo, de que tiene habilidades, experiencia, un grupo de personas a su alrededor que pueden brindarle apoyo en diferentes areas. Puede pensar tambien que aunque no tiene tiempo ahora puede tenerlo durante sus vacaciones, o durante sus dias libres para preparar su nueva situación.

Veamos como el mismo principio general puede aplicarse a las relaciones. En un momento dado, podemos tener un problema con nuestro compañero. Ha hecho algo que nos molesta profundamente, así que estamos enfadados. Es difícil manejar estos sentimientos de enfado y frustración, y cada vez que pensamos en ello, lo único que nos viene a la mente es lo que ha hecho, y lo mucho que nos molesta. Así se echa más leña al fuego, y la separación sigue creciendo. Si intentamos resolver el conflicto con nuestro compañero desde esta posición, no hay realmente espacio para encontrar un punto común y un arreglo, porque estamos centrados en un marco muy limitado. Ahora bien, cuando ampliamos la perspectiva, e incluimos una historia rica en experiencias, amor y unión, es muchísimo más fácil encontrar una base sólida para poder llegar a la resolución del conflicto, entre otras rezones porque éste aparece más pequeño en relación a todo lo que lo rodea.

En resumen, ampliar la perspectiva cuando miramos una situación, es muy útil cuando sentimos que estamos estancados en un conflicto. ¿Por qué no te animas a probarlo la próxima vez que no sepas qué hacer respecto a algo? Espero que te resulte útil.

Por Helena Aramendia. Permitida la reproducción total o parcial, siempre que se mencionen el autor y la fuente.

Para comentarios o consultas, e-mail me Helenaaramendia@earthlink.net

domingo, 11 de octubre de 2009

El miedo no es más que un espejismo.

"Lo que la oruga llama el fin del mundo, el maestro lo llama mariposa". Richard Bach.


Recientemente escribí un artículo dando unas pautas que nos ayudaran a superar ciertas preocupaciones. He tenido respuestas de lectores a los que les ha parecido muy útil, pero también he recibido comentarios de otros que aunque agradecen haber podido relajarse un poco, se sienten desbordados por los problemas; problemas reales, tangibles y definidos: económicos, laborales y-o sentimentales, entre otros. Entiendo que las pautas dadas en aquel artículo tenían dos propósitos: que pudiéramos diferenciar preocupaciones de problemas, y que fuéramos capaces de adoptar la mejor actitud posible para enfrentar ambos. Me parece que hubiera sido bueno también, mencionar algo que sirviera de ayuda para ver otras opciones a la hora de encontrar una salida. A ver si puedo enmendar mi error.


Desafortunadamente, no tengo una varita mágica para solucionar problemas, y no es mi propósito pretender que tengo la respuesta para todo. Pero sí quisiera arrojar luz sobre un aspecto que me parece que no se menciona lo suficiente, y es el miedo. Yo veo que el miedo es el factor más común a la hora de no ser capaces de crear la vida que nos gustaría tener. Cuando uno sufre un matrimonio infeliz durante años, la razón detrás de todos los motivos que se aducen para no separarse es el miedo. Miedo a la reacción de la otra persona, miedo al qué dirán, miedo a que empeore la situacion económica, miedo a consecuencias emocionales para los hijos, a quedarse solo… la lista es interminable. Lo mismo ocurre cuando seguimos en un trabajo que nos hace infelices. Tenemos miedo de dejar algo que tiene cierta “seguridad”, o cierto status social, laboral o económico, y posiblemente no encontrar nada mejor. Tenemos miedo al fracaso, a la pobreza, a no gustar, a que no nos quieran, a la soledad. Cambiar de lugar de residencia, hacer amigos nuevos, escuchar a personas con ideas diferentes de las nuestras, equivocarnos, incluso cumplir años o no tener una cuenta corriente saneada, son cosas que nos asustan. ¿Por qué? ¿Qué hay detrás del miedo que sentimos cuando enfrentamos la posibilidad de cambiar el status quo de nuestra vida?


El miedo se produce por una experiencia vivida, o por una idea de que algo puede ocurrir, o las dos. Por ejemplo, nos da miedo ser pobres o porque hemos pasado penurias económicas o porque las hemos visto pasar y conocemos las consecuencias, que pueden llegar comprometer la propia supervivencia en el caso más extremo. Lo mismo ocurre con el miedo a la soledad o a la enfermedad. Pero en realidad, tanto si lo hemos vivido de cerca como si no, estos miedos pertenecen al mundo del pensamiento, de la imaginación, puesto que no pertenecen a una realidad presente en este momento. Podemos decir sin temor a equivocarnos, que normalmente, los miedos que sentimos no son algo real y tangible, sino algo tan imaginario como las armas de destrucción masiva de algunos paises: solo una hipotética posibilidad.


Cuando nos dejamos llevar por el miedo, estamos enfocando nuestra atención en uno de los resultados que pueden acaecer, y nos olvidamos de que hay otras posibilidades mucho más positivas. De las personas que conozco que son felices, las hay que se han casado más de una vez, que han cambiado de carrera, de país, de trabajo, o incluso de religion. Lo que tienen en común es que han sido capaces de asumir que cuando algo no funciona para ellos, se puede cambiar. De hecho, tenemos la obligación y la capacidad de hacerlo. Por el contrario, las personas conozco que han arrastrado una falta de felicidad durante años, casi invariablemente tienen en común que se sienten atrapados en una realidad de la que no se atreven a salir por miedo a las consecuencias. No se dan cuenta de que las consecuencias negativas ya las están viviendo, y están dando la espalda a un mundo de posibilidades que se abren por el hecho de ponerse en movimiento hacia el cambio.


Hace tiempo leí una bonita historia que ilustra estas posibilidades de cambio. Un monje zen llegó una noche, con su maestro, a una vieja casa en una montaña. El dueño era muy pobre, y vivía míseramente con su familia, de lo que producía una famélica vaca. Esta era su única posesión, y fuente de ingresos, por lo que la cuidaban con mimo, pegados a la idea de que era lo que los mantenía a flote. A pesar de su precaria situación, fueron muy hospitalarios con sus huéspedes, dándoles cobijo y alimento. Por la mañana, el agradecido monje comentó con su maestro lo mucho que le gustaría ayudar a ésta pobre gente que tan bien se había portado con ellos. El maestro estuvo de acuerdo con tan noble sentimiento y le ordenó despeñar la vaca de la familia por la montaña. El monje obedeció horrorizado. Unos años más tarde, el monje, ya independizado de su maestro, pasó por la misma zona. Todavía con remordimiento, decidió acercarse a la casa con intención de corregir su terrible acción. Al llegar, casi no reconoció el lugar. El jardín estaba cuidado y la casa se veía bonita y muy bien conservada. Había gallinas, ovejas y vacas en el amplio espacio adyacente a la casa. Llamó a la puerta. El mismo hombre que tan bien lo había tratado unos años antes, abrió la puerta. Lo invitó a pasar y a sentarse a cenar con su familia. Durante la cena, el monje comentó lo bien que se veía todo. El hombre sonrió. “Antes no estábamos tan bien” dijo. “Pero un día, la vaca que teníamos desapareció, y nos dimos cuenta de que nuestro futuro estaba en nuestras manos. Todos nos pusimos a pensar en lo que nos gustaba hacer, y así descubrimos nuestro propósito. Desde que lo seguimos, no hemos vuelto a pasar penurias. Que se nos perdiera aquella vaca fue lo mejor que nos pudo pasar”. El monje entendió en ese momento la lección que su maestro le diera unos años antes. Somos los únicos con el poder de cambiar nuestra situación y de decidir como queremos que sea nuestra vida, simplemente tomando conciencia de ello y liberándonos del miedo a la acción, al cambio.


Si hay algo en tu vida que te hace infeliz, empieza por aceptar que puede ser cambiado. Abrete a la posibilidad de terminar con esa situación, pero en vez de recrear en tu mente todo lo malo que puede pasar con ese cambio, céntrate en pensar todo lo positivo que puede venir. Cuando algo nos asusta o nos preocupa, no hacemos más que visualizar una y otra vez lo que puede salir mal. Utilicemos la misma técnica, la visualización, pero para explorar las magníficas posibilidades de que todo mejore, o, por lo menos, de que simplemente nos liberemos de lo que nos estaba haciendo infelices. Visualiza a corto, medio y largo plazo un resultado positivo para todos los que estén implicados en el asunto. Piensa que si tomas una decision de forma positiva, y con intención de que el resultado sea en beneficio general, así sera. En caso contrario, en vez de decir que llevas 10 años de matrimonio infeliz o en un trabajo que aborreces, dentro de unos años llevarás 15. Francamente, ¿por qué desperdiciar así una vida? ¿A qué esperas para tomar el control? ¿A qué tienes miedo?


Helena Aramendia. Permitida la reproducción total o parcial del artículo siempre que se mencionen el autor y la fuente.


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