Anoche tuve un sueño. Vi un hombre de pie en un auditorio
lleno con gente vestida de gala. Es un hombre negro. Aparenta estar en los
cuarenta. Lleva el pelo muy corto. Su sonrisa es afable y carismática. Tiene
presencia. Está hablando para el público del auditorio, y
para el resto del mundo que lo ve por televisión. “…por éste premio que
acepto con humildad y gratitud. No siento que me lo merezco, pero les aseguro
que al recibirlo, adquiero un compromiso. Me comprometo no como presidente de
los Estados Unidos, sino como ciudadano del mundo a trabajar por la consecución
de la paz. La paz es y siempre será una prioridad en mi vida. Sin paz
no es possible crear una vida feliz, un mundo del que nos sintamos orgullosos y
que podamos dejar como legado a nuestros hijos.
Hay algo que tenemos que tener claro: la paz no es solo
un asunto para los politicos. Al asumir éste compromiso también solicito
vuestra ayuda. La paz no es la conquista de un solo hombre ni el proyecto de
unos pocos grupos. Yo estoy aquí hoy como la voz del mundo que clama
por vivir pacíficamente. Como humanos, no podemos seguir viviendo en un mundo
en el que todos competimos contra todos. Compartimos la misma casa: nuestro planeta.
Tenemos que aprender a convivir si queremos evolucionar.
La paz empieza en cada individuo, en cada familia. Empieza en el campo donde debe cultivarse comida para todos, porque la paz es
possible solo si nadie muere de inanición. Empieza en los colegios,
porque no puede haber paz si no hay igualdad de oportunidades para todos. Empieza en nuestros corazones, cuando cambiamos competitividad por
colaboración. La paz no es sólo la ausencia de violencia. La paz es el tejido
que sostiene la vida, el terreno abonado que nutre nuestro crecimiento.
Como individuo, solo puedo dedicar mi vida a este
objetivo y pedir vuestra ayuda. Como presidente de los Estados Unidos, voy a
empezar inmediatamente a trabajar para lograr acuerdos específicos que harán
possible nuestro objetivo en un dia no muy lejano. Voy a trabajar en la
terminación inmediata de todos los conflictos bélicos donde mi país tiene
tropas armadas. Voy a trabajar para que se utilice el cincuenta por ciento del presupuesto destinado
a alimentar la maquinaria bélica, para reconstruir los paises que necesitan ser
reconstruidos.Voy a trabajar para que todos nuestros aliados que hagan lo mismo. Voy a
trabajar para que nuestras fuerzas armadas, que tan buena preparación tienen, y tan
bien han sabido defender su país, colaboren en las labores de reconstucción,
garantizando el impulso necesario en todos los lugares que de momento no pueden
mantenerse por sus propios medios.
Sé que no va a ser fácil. Sé que parece una utopia, pero
déjenme decirles algo. Aunque es una utopia crer que lo conseguiremos de la
noche a la mañana, lo que es una realidad sin lugar a duda es que podemos
empezar a trabajar en ello. Tenemos derecho a vivir en un mundo mejor. Tenemos
derecho a cambiar nuestro mundo, y tenemos la responsabilidad de hacerlo. El
momento es ahora.”
Entonces algo pasó en mi sueño. Me encontré de pronto al
lado del hombre que hablaba. Noté la sombra de una duda. Indecisión. Me pareció
que un pensamiento cruzaba su mente mientras miraba una de sus notas. Noté el
peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Pude ver la nota mientras la
guardaba en su bolsillo. Decía “ Anuncio de la existencia de la Federación
Galáctica y del inminente primer contacto”.
Iba a gritale que necesitamos saber la verdad, tenemos que saber que no estamos solos, pero
me desperté. Por alguna razón, éste hombre eligió no desvelar un mensaje
importante. Yo elegí volver a mi vida consciente, pero ésta vez, con la audacia
de sentir esperanza.
Por Helena Aramendía el 7 de Diciembre de 2009. www.sanaciones.es
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